Seguramente has escuchado hablar en algún momento del prognatismo; una condición que afecta a cierto grupo de personas e influye en mayor o menor grado en la funcionalidad de su mordida.
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¿Qué es el Prognatismo?
El prognatismo es una deformación que se produce cuando el hueso de la mandíbula se ha desarrollado más de lo normal o por el contrario, el maxilar superior se encuentra subdesarrollado; provocando en consecuencia un mentón muy prominente desde el punto de vista estético.
Antes que nada, se trata de una condición que generalmente es congénita, aunque puede estar relacionada con el desarrollo de ciertas patologías (síndrome de Crouson, acromegalia, entre otras). Por esta razón, se produce en consecuencia una desalineación de los dientes de la arcada superior respecto al arco inferior; lo cual altera la mordida, causa problemas de masticación e incluso en algunos casos provoca dificultades para el desarrollo del habla.
Síntomas del Prognatismo
Dolores de cabeza frecuentes.
Alteración estética del perfil del paciente.
Molestias en dientes que chocan en lugar de calzar normalmente.
Diagnóstico y Tratamiento
En primer lugar, el especialista se concentrará en determinar el origen de la condición, para lo cual necesitará realizar una evaluación física que le permita conocer el grado de afectación que está provocando en el paciente.
Luego se llevan a cabo una serie de estudios que forman parte del proceso diagnóstico, entre ellos algunas imágenes (radiografías) e impresiones de la mordida para crear moldes en yeso.
En cualquier caso, el prognatismo solo puede ser corregido mediante un tipo de intervención quirúrgica que modifica las estructuras óseas de la mandíbula; la cual se conoce como cirugía ortognática. En particular, esta alternativa quirúrgica es practicada por especialistas en cirugía maxilofacial y regularmente se complementa con tratamientos de ortodoncia que ayudan a obtener resultados más precisos en cuanto a la posición final de las piezas dentales.
¿Cómo se corrige el Prognatismo?
Durante la intervención, el cirujano (que ya lógicamente ha analizado todas las variables del caso) fractura la mandíbula para poder desplazarla hacia atrás hasta alcanzar la posición deseada, en un procedimiento que se conoce más técnicamente como osteotomía mandibular.
Después de eso con un sistema de tornillos y soportes que se integrarán al hueso, se fija la nueva posición de la mandíbula; dando inicio a un proceso de recuperación que varía entre unas cuantas semanas hasta 3 meses en promedio.
Asimismo por tratarse de una condición que se desarrolla en la medida que una persona llega a la madurez; solo debe ser corregida una vez el crecimiento óseo ha sido completado, lo cual ocurre entre los 16 y 18 años.
¿Cuáles son los cuidados que debe tener el paciente durante el postoperatorio?
Durante las primeras semanas, es importante que evites la actividad física y los esfuerzos que puedan causar problemas en el proceso de regeneración ósea que se lleva a cabo. De la misma manera, si practicas deportes de contacto, debes mantenerte alejado de ellos durante los 3 meses siguientes a la intervención.